Unidad III: Realismo, Naturalismo y Decadentismo

¿CÓMO MIRAMOS LA REALIDAD




El término realismo se utiliza en muchas áreas, entre las que destacan pintura, fotografía, cine, literatura y filosofía.
Como corriente literaria y pictórica europea se dio entre 1850 y 1900. Se caracteriza por la observación rigurosa de la realidad (de ahí el nombre), el objetivismo, la temática extraída de la vida e intereses de la clase social burguesa y por el efecto de verosimilitud en la descripción y creación de personajes.
Por otra parte, el realismo es también una constante estética (al igual que el romanticismo) que ha tenido diversas formulaciones a lo largo de la historia y así puede hablarse ya de realismo en la novela picaresca o en Miguel de Cervantes, o puede hablarse de distintas versiones a lo largo de la historia de la literatura, por ejemplo, durante el siglo XX, el realismo socialista o el realismo sucio estadounidense.

Realismo


La estética del Realismo, fascinada por los avances de la ciencia, intenta hacer de la literatura un documento que sirva de testimonio sobre la sociedad de su época. Esta estética propugna a su vez una ética, una moral fundamentada en la objetividad y el materialismo.
En cuanto a los procedimientos literarios del Realismo, son característicos el uso de la descripción detallada y prolija, del párrafo largo y complejo provisto de abundante subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla popular tal cual se pronunciaba y sin corrección alguna que pretenda idealizarla.





Características.

·Observación rigurosa y reproducción fiel de la vida. El escritor ha asimilado las lecciones del método experimental, de la Sociología o de la Psicología. Se documenta sobre el terreno, toma apuntes sobre el ambiente, las gentes, su modo de vestir, etc. Ese deseo de exactitud se verá reflejado en la descripción de costumbres o de ambientes –rurales o urbanos, refinados o populares– (Balzac, Dickens, Galdós) y en la descripción de personajes, origen de la gran novela psicológica (Flaubert, Dostoyevski).

·    En lo narrativo, el escritor adopta una actitud de cronista más o menos objetivo.

·    Las descripciones de ambientes o de tipos , adquieren un papel relevante en la obra.

·    El estilo tiende a la sobriedad. En los diálogos, la lengua se adaptará a la índole de los personajes, por ejemplo, el reflejo del habla popular, entre otras.

·    La novela es el género que mejor se adapta a los propósitos del movimiento realista y naturalista.



ROMANTICISMO O REALISMO


La novela realista europea es la épica de la clase media o burguesa que ha conseguido —a lo largo de sucesivas revoluciones que le han ido confiriendo cada vez mayor poder (1789, 1820, 1830 y 1848)—, instalarse como clase dominante en todos los aspectos de la vida, incluido el cultural y el estético. Poco a poco, cuando se vayan reiterando y agotando los temas relativos a la burguesía, la descripción realista irá penetrando en otros ámbitos y dejará la mera descripción externa de las conductas para pasar a la descripción interna de las mismas, volviéndose novela psicológica y creando procedimientos narrativos introspectivos como el monólogo interior.
En Francia fueron escritores realistas Henrý Beyle, "Stendhal", Honoré de Balzac y Gustave Flaubert. A mediados de siglo, en Francia, se llamó realistas a ciertos artistas que se proponían reflejar la sociedad del momento en contraposición con las fantasías y los sueños románticos. Desde entonces se suele presentar al Realismo como la antítesis del Romanticismo. Ello no es del todo exacto. En ciertos escritores románticos, junto a los rasgos propios del movimiento, ya se hallaban admirables cuadros realistas (así, en novelas como Los miserables, de Víctor Hugo o en los típicos cuadros costumbristas).Lo más exacto sería decir que del Romanticismo se pasa al Realismo mediante un doble proceso:
· eliminación de ciertos elementos como lo fantástico, los excesos sentimentales, etc.;
· desarrollo de otros como el interés por la naturaleza, por lo regional, por lo costumbrista, por lo cotidiano.


NATURALISMO.


Recibe el nombre de Naturalismo una corriente fijada por el novelista francés Émile Zola (1840-1902). A los postulados del realismo añadió Zola ciertos elementos tomados de doctrinas típicas de su tiempo:
·    El materialismo. Niega la parte espiritual del hombre: los sentimientos, ideales, etc., son considerados productos del organismo.
·    El determinismo. Los comportamientos humanos están marcados por la herencia biológica y por las circunstancias sociales.
·    El método experimental. Igual que un científico experimenta con sus cobayas, el novelista debe experimentar con sus personajes, colocándolos en determinadas situaciones para demostrar que su comportamiento depende de la herencia y del medio.
De los presupuestos anteriores se derivan varias consecuencias literarias:

·    En cuanto a temas, ambientes y personajes, abundan los asuntos “fuertes”, las bajas pasiones, así como personajes tarados, alcohólicos o psicópatas, seres que obedecen, sin saberlo, a sus tendencias genéticas, si bien sus reacciones difieren accidentalmente según el ambiente en que se han educado.

·    En la técnica y el estilo se llevan a sus últimas consecuencias los métodos de observación y documentación del Realismo. Igualmente se hace más precisa la reproducción del habla.

·    Sobre la relación entre arte y realidad adquiere un compromiso mayor con ideas reformistas.




Cuando Zola diseña su doctrina en Le roman experimental, tiene que plantearse el papel que tiene el novelista como creador de mundos de ficción. Señala Zola que el lugar de la  invención en el escritor de la novela experimental está en el hecho de producir y dirigir los fenómenos: “debemos modificar la naturaleza”, y en esa modificación el novelista debe utilizar “toda su inteligencia de pensador” y “todo su genio de creador”. El autor en la novela experimental debe “ver, comprender e inventar”, (Zola, 1989: 39) en este orden.

La ficción que se inventa el novelista sería el montaje y desmontaje de las pasiones, según funcionan en las leyes fijadas por la naturaleza.


Decadentismo


Rubén Darío, en "Los colores del estandarte" advierte:



"Ah, jóvenes que os llamáis decadentes porque mimáis uno o dos gestos de algún poeta raro y exquisito, para ser decadente como los verdaderos decadentes de Francia, hay que saber mucho, que estudiar mucho, que volar mucho."




Rubén Darío y el cisne, uno de sus símbolos preferidos


Decadencia, decadentista o decadente, decadentismo... Quizá uno se pregunte a qué hacen referencia estos vocablos que tan a menudo son utilizados. El Decadentismo es una compleja corriente artística, filosófica y principalmente literaria, originada en Francia a finales del siglo XIX y que tuvo un amplio desarrollo por casi toda Europa y algunos países de América. La denominación Decadentismo surgió como un término despectivo e irónico que usó la crítica académica; sin embargo, fue adoptado por aquellos a quienes iba dirigido. Frente al Romanticismo, el Realismo y el Naturalismo, que obedecen a una lógica y a una necesidad histórico-cultural, el Decadentismo responde a una manera de sentir de fin de siglo, cuando el conocimiento del alma humana había agotado todas sus posibilidades de comprender su existencia y sus extrañas desviaciones.


En el plano moral la palabra decadencia va unida casi siempre a una forma de vida sensualista, hedonista, llena de excesos de lo más variopinto: bebida, uso de drogas estimulantes, falta de fe religiosa y un constante sentimiento de pesadumbre universal, de spleen (estado de melancolía sin causa definida y angustia vital) y de énnui (una especie de desazón o aburrimiento metafísico).


El Decadentismo se vincula con las otras tendencias postrománticas, como el Parnasianismo (y su lema 'el arte por el arte'), el Prerrafaelismo y el Simbolismo, y tiene a Baudelaire como a su padre espiritual, encarnación del malditismo poético, y al también poeta [maldito] francés Arthur Rimbaud como otra indudable influencia.

Verlaine, Rimbaud Le Coin de table" Henri Fantin-Latour (1872) Verlaine van a bal alsó és a
Rimbaud a baloldalon találhat
El poeta maldito parte de una visión muy pesimista de la existencia, a la que considera sucia y degradada. Su respuesta, con frecuencia, se orienta hacia una complacencia morbosa con la corrupción moral, la crueldad, la exaltación de la fuerza, la atracción por lo enfermizo y lo depravado. Otras veces, el poeta maldito busca el refinamiento estético y vital: el dandismo. El narcisimo extremo, la elegancia, la provocación de la extrañeza y el desconcierto en los demás, la excentricidad, son características destacadas de esta actitud ante la vida.

Edgar Allan Poe y Oscar Wilde (especialmente en su obra El retrato de Dorian Gray) también se inscribirían en este malditismo.




El Decadentismo surge de esta concepción de la existencia de los poetas malditos. A ella hay que añadir el sentimiento que tienen los decadentistas de vivir en una sociedad depravada (la burguesa), ante la que actúan como marginados. Su posición antiburguesa les inclina hacia lo morboso, lo oscuro, lo enfermizo, lo cruel y lo inmoral. Son nihilistas y anárquicos en sus comportamientos.

Asimismo, como forma de protesta contra los valores materialistas imperantes, buscan el refugio en la belleza artística (como los parnasianos), en el refinamiento personal, en mundos exóticos e irreales. El erotismo es también un medio de evasión característico (uno de los decadentistas más conocidos, el italiano Gabriele D’Annunzio, escribió una obra titulada El placer), a menudo impregnado de una sensualidad enfermiza, donde tienen cabida el sadismo, el masoquismo y el tema de la mujer fatal (la vampiresa que aparece en Poe y Baudelaire), así como la búsqueda de placeres extremos.

En diferentes países europeos, así como en América, hubo representantes del Decadentismo, tanto en la literatura como en las bellas artes.


En el campo de las letras están en Francia, además de Verlaine, Baudelaire y Mallarmé, quienes se mostraron decadentes en sus postrimeros momentos, J.K. Huysmans, René Ghil, Laurent Tailhade,Isidore Ducasse (Conde de Lautréamont), Alfred Jarry, Marguerite Vallete (Rachilde), Péladan, Lorrain, Schwob, Saint Pol Roux, Péguy y otros; en Inglaterra, con el llamado dandismo o esteticismo y los poetas del “The Rhymes Club”, se encuentran Oscar Wilde, Walter Horatio Pater, Lord Alfred Douglas, Matthew Arnold, Arthur Symons, Ernest Dowson, Lionel Johnson y otros; en Estados Unidos, con el llamado grupo de la Bohemia, están Ambrose Bierce, Lafcadio Hearn, Richard Hovey, Edgar Saltus y Jammes Gibbons Hunnecker; en Bélgica, en donde hubo un grupo de poetas que se inscribieron en el llamado bohemismo, tenemos a Théodore Hannon, Maurice Maeterlinck, Vieté Griffin, Max Elskamp, Van Leberghe, Mockel, Fontainas; en Alemania deben mencionarse Stephan George, Gundolf, Wolfskel y Bertram; en Italia, con el movimiento de la scapigliatura (término similar a «bohemia»), hay que destacar a Gabriele D'Annunzio y Camillo Boito.


España e Hispanoamérica también se dejaron influir por esta actitud estético-literaria, y toda la poesía de fin de siglo responde a los ideales artísticos del arte por el arte. Así, puede considerarse el modernismo del nicaragüense Rubén Darío y del mexicano José Juan Tablada. El decadentismo artístico fue mucho más persistente en América: Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Mariano Azuela, César Vallejo, Horacio Quiroga y otros llenaron muchos años de la vida literaria sudamericana y en ellos la nota francesa nunca estuvo ausente.

Esta renovación estética adquirió en España matices peculiares, y así aparece en las obras decadentistas de Manuel Machado y de la primera época de Juan Ramón Jiménez, en algunas obras como Ninfeas (1900), Francisco Villaespesa y el primer Valle-Inclán, en especial en su libro de versosAromas de leyenda (1907). Son decadentistas aún mal estudiados los poetas Emilio Carrere y Alejandro Sawa; los novelistas Álvaro Retana, Antonio de Hoyos y Vinent y Joaquín Belda, y el cuentista peruanoClemente Palma. Algunos bohemios, como el prosista y drogadicto francés Enrique Cornuty y Pedro Barrantes también entrarían en este grupo.


Felicien Rops

En el campo de las artes plásticas, el Decadentismo se revistió con otros nombres, pero, a la postre, orientados por los mismos intereses y rasgos: en Francia, se tiene el llamado Art Moderne, dentro del que descuellan Hector Guimard, Majorelle, Binet, Jourdain, Emile Gallé y René Lalique. En Bélgica, tuvo lugar el conocido Art Nouveau, cuyos máximos ejemplos se encuentran en monumentos arquitectónicos de Victor Horta y en los cuadros de Félicien Rops, Hodler, Khnopff y Toorop. En Inglaterra, hubo una resistencia dada la fuerza que tenían los Arts and Crafts, pero emergió un arquitecto notable, Charles Rennie Mackintosh. En España cabe mencionar a Antoni Gaudí, quien dio aportaciones significativas dentro del llamado Modernisme o estil modernista. Igualmente, en Italia, se encuentra la tendencia Liberty, con su máximo exponente D’Aronco, en Alemania, la Jugendstil y en Austria, la Secesión Vienesa.